GENTES, COSTUMBRES, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS, FOLKCLORE POPULAR Y PAISAJES DE LA PROVINCIA DE CASTELLÓN:
Por: JUAN E. PRADES BEL, “Crónicas”, “Humanidades”,
(Proyecto: “ESPIGOLANT CULTURA": Taller de historia, memorias y
patrimonios).
(Sinopsis): RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR…
(Temáticas):
DATOS PARA LA HISTORIA DE LA TORRE DEL REY Y EL FARO D'ORPESA/OROPESA DEL MAR.
“DESDE
EL FARO DE OROPESA, LA DESCRIPCIÓN DEL ECLIPSE TOTAL DE SOL DEL 18 DE JULIO DEL AÑO 1860, EN LOS TEXTOS DEL ASTRÓLOGO Y METEREÓLOGO MARIANO CASTILLO OCSIERO (CREADOR Y EDITOR DEL FIRMAMENTO Y EL CALENDARIO ZARAGOZANO)”.
Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL. ("Las historias escritas que me acompañan, me ayudan a pensar, a imaginar, a vivir, y a experimentar un mundo de vidas muy diferentes a la mía". J.E.P.B.).
INTRODUCCIÓ:
Este artículo está centrado en los trasiegos y las experiencias de Mariano Castillo, entrañable persona que formaba parte
de las delegaciones de físicos, astrólogos y astrónomos llegados a la provincia
de Castellón para observar científicamente el eclipse total de sol que se
produjo el día 18 de julio de 1860. El eclipse de Sol del 18 de julio de 1860
fue objeto de numerosos preparativos por parte de numerosos astrónomos de
diversos países con más de un año de antelación. Varios autores consideran que
se trata del primer eclipse solar que generó una preparación concertada
internacionalmente, el eclipse solar de 1860 convirtió a España en el centro de
peregrinación de los astrónomos más destacados de la época. Mariano
Castillo fue el fundador del Calendario Zaragozano una publicación anual muy conocida,
popular y necesaria en el mundo rural (para consultar la predicción del tiempo
y la meteorología y los ciclos lunares), esta publicación estaba omnipresente
en casi todos los hogares de España desde 1840 hasta la actualidad del año 2022.
LA FIGURA DE MARIANO
CASTILLO: Mariano Castillo y Ocsiero (nació en Villamayor de Gállego (Zaragoza, España) el 2 de agosto de 1821 – falleció en Villamayor de Gállego, en abril de 1875) fue el astrólogo español más popular por haber publicado las primeras ediciones de El Firmamento
en el año 1840, más conocido por "Calendario Zaragozano". Las
ediciones de este librito-almanaque poseen siempre el retrato de su autor, dicha
publicación perdura ininterrumpidamente desde el año 1840 hasta la actualidad del año 2022. Mariano
Castillo realizó sus estudios en Madrid, con
el objeto de ganar algún
dinero inició las
primeras publicaciones que las tituló: "El firmamento". Tras ello al publicarse algunas
ediciones se hizo añadir
al título: "El verdadero y único legítimo calendario zaragozano para el año de (...),
arreglado para toda España". Las predicciones se fundamentaban en el
cálculo predictivo de la luna y el sol. El nombre Zaragozano era un homenaje al
astrónomo español Victoriano Zaragozano y Zapater nacido en la Puebla de
Albortón en el siglo XVI. Fue muy popular en su época, y posteriormente,
elaborando almanaques en competencia con Jerónimo Cortés. (Información de Felipe
Picatoste y Rodríguez, (1891), Apuntes para una biblioteca científica española
del siglo XVI, Imprenta de Manuel Tello, Madrid.
EL
CALENDARIO ZARAGOZANO: El Calendario Zaragozano es una publicación anual
española que incluye una predicción meteorológica no científica del tiempo para
un año, así como un almanaque. Este pequeño boletín se edita desde el año 1840
por Mariano Castillo y Ocsiero (es la persona que aparece en la portada de la
publicación, y que se anuncia como el "Copérnico español"), e incluye esas
predicciones. Ya desde las primeras publicaciones se hizo muy popular, sobre
todo entre los campesinos, agricultores y ganaderos. El contenido del pequeño boletín viene indicado por el subtítulo: “Juicio Universal meteorológico, calendario con los pronósticos del tiempo, santoral completo y
ferias y mercados de España”. Es frecuente encontrarlo
comercializado en librerías y quioscos. El nombre del almanaque es un homenaje
al astrónomo español Victoriano Zaragozano y Zapater que en el siglo XVI
elaboraba sus propios almanaques.
EXPOSICIÓN
DOCUMENTAL, TEXTOS DE MARIANO CASTILLO DEL AÑO 1860: La Época (Madrid. 1849). 20/7/1860, n.º
3.738, página 2. A la amistad del Sr. D. Mariano Castillo, persona tan conocida
como distinguido escritor y excelente gobernante, debemos esta bella é
interesante carta: “FARO DE OROPESA á 18 de julio. ¡Qué magnífico é imponente espectáculo
el de hoy! ¡Que cuadro tan indescriptible el que acabo de presenciar! ¡Qué
grandiosidad de naturaleza en los momentos de la oscuridad!. Naturalmente se
venían á mis labios sin cesar las palabras de Job: “Sic nomen domini benedictum”.
Las
montañas de Oropesa, famosas durante las guerras de las germanías de Valencia,
y en nuestros días no menos notables por los hechos de armas que tuvieron lugar
en los siete años de la civil, han adquirido desde hoy una celebridad más
laudable, por lo mismo que, no al estruendo de las armas, sino el movimiento
pacífico de la ciencia es el que ha venido á hacerlas visitar.
En
medio de una áspera montaña se levanta un elegante faro de Tercer orden, que
advierte al navegante a 20 millas los peligros de un cabo muy saliente.
Alrededor de este edificio había esta mañana diferentes tiendas de campaña. Una
destinada para S. A. el infante duque de Montpensier, que, como príncipe tan
distinguido y amante de las ciencias, se le esperaba de Madrid á presenciar el eclipse.
Las
otras eran para la comisión científica del Observatorio de San Fernando,
compuesta de su distinguido director D. Francisco Márquez y del astrónomo D. Enrique
Garrido. Otra la ocupaban una comisión de ilustrados marinos, representada por los oficiales
D. Manuel Fernández, D. Agustín Serrano Mayoral, D. José Montojo, D. Cecilio
Pujazón y D. Simón de Manzanos.
La
tercera era de la comisión de astrónomos portugueses, compuesta de los eminentes
doctores Rodrigo Ribeiro de Souza Pinto, Jacinto Antonio de Souza y Juan Carlos
de Brito Capello.
Independiente
de estas, se alzó en un monte otra tienda donde se situaron el célebre
frenólogo Cubí y varias personas científicas de Barcelona.
Al redorso del Cabo, había anclados el “Indio”, vapor mercante que había conducido
una porción de pasajeros de Barcelona y Tarragona, la goleta de guerra Corzo y
el falucho del resguardo Sc¡pion.
La desigual planicie sobre la que se alza el faro, veía se decorada con infinidad de instrumentos ópticos, varios termómetros y barómetros, diferentes cronómetros y muchos aparatos astronómicos. Las comisiones nacionales y estranjeras estaban perfectamente dotadas de cuantos medios ha inventado la ciencia para observar el eclipse. Llamaba, sin embargo, la atención bonito Anemómetro, propio de la comisión portuguesa, que marcaba sin cesar la depresión del aire atmosférico. A las diez y media de la mañana los acordes de la marcha real que resonaban por estos montes, anuncio la llegada al faro de S. A. el duque de Montpensier, acompañado de mi ayudante el coronel Solís y de su secretario el Sr. Cajigal. Con el príncipe, que venía del Desierto de las Palmas, llegaron los gobernadores civil y militar de Castellón, el comandante general del Maestrazgo brigadier Caruana, el diputado provincial Sr. Madramanv, el secretario del gobierno civil, el alcalde de Castellón y algunas otras personas. Las gentes del país corrían por cerros y cañadas á saludar al príncipe, que, en medio de un calor de 29 grados, subía y bajaba cerros como el más esperto cazador.
Los carruajes habían quedado junto al pueblo de
Oropesa.
Sobre
la punta del Cabo había una tienda de campaña, y en ella se sirvió al príncipe
un espléndido almuerzo, en el que no faltaron helados, vinos, esquisitos dulces
y cuanto la galantería del gobernador y diputación provincial pudo sugerirles
para obsequiar debidamente al esposo de la buena y virtuosa princesa doña
Fernanda.
Después
del almuerzo, y aproximándose la hora del eclipse, cada cual fue á ocupar su
puesto. Me refiero á las personas científicas. Los curiosos vagábamos de uno á
otro punto. Los apuntes que voy á consignar los fui tomando de mis
observaciones propias, hechas sin pretensiones de ningún género, pues me
considero profano á la ciencia astronómica, y solo recuerdo las ligeras
nociones que aprendí en las aulas estudiando física; de manera que esta carta
solo refiere las impresiones que me produjo el eclipse en mi cualidad de mero y
curioso observador.
La
salida del sol, que presenciamos en el vapor “Indio” navegando desde Tarragona
á Oropesa, nos hizo temer se aguara la fiesta celeste. Había cerrazón en el
horizonte, bastantes nubes al N., aunque por O. estaba claro.
A medida
que el astro se elevaba, la atmósfera se limpiaba, y ya a las nueve quedaba muy
poco celaje, siempre al Norte. El barómetro marcaba 26 grados Reaumur. El viento
era muy tenue al E. N. E.
A la
una y 57 minutos de mi reló la temperatura era la siguiente:
Termómetro
(sombra) 26,20. Bola húmeda 21,80. Irradiación 110,90. Barómetro 30’022. Termométro
unido 78,5.
En dicha hora (1,57' 15’’) empegó a distinguirse el eclipse hacia el O. con los telescopios y con los vidrios ahumados que usábamos los mirones.
El anemómetro marcaba en su esfera la depresión del aire atmosférico 0’26.
El sol presentó exactamente la figura que de
ordinario vemos al mirar la luna cuando empieza en cuarto menguante, teniendo
algunas manchas que después desaparecieron.
A las
2,26 se hace ya algo perceptible en la irradiación el tinte pálido de la interposición
de la luna, y vuelven á notarse dos manchas hacia la parte oriental.
A las
2,37 la luz va siendo más opaca. La temperatura baja. Viento flojo al E. N. E.,
nubes al N.
A
las 2,45 se ve la mitad del disco eclipsado. El termómetro bajó 2 grados. Se
observa una gran depresión en el cuerno alto del sol y varias manchas en la
luna.
A
las 2,54 se nota más el palidecimiento del sol. Se sostiene la temperatura. El
viento siempre flojo sin variar.
A
las 5,8 empieza á notarse una marcada oscuridad. Oyese entonces la voz del Sr.
Márquez, director del observatorio de San Fernando, previniendo, que nadie
hablara ni se moviese del pimío en que en aquel instante estuviera.
Silencio
sepulcral, no obstante, los muchos centenares de personas que estábamos re……….
A las 3’10 oscuridad completa. Instantes supremos en que la naturaleza parecía muerta, oyéndose solo la voz del señor director del observatorio, que contaba, y otro apuntaba, los segundos del eclipse que marcaban los cronómetros que tenía delante, iluminados con luz artificial.
A los tres minutos y seis segundos empieza á disiparse la oscuridad. ¡La oscuridad!, Santo Dios, yo no he visto cosa más sublime ni más imponente. Llevad á Oropesa á Apeles, a Rafael, á Murillo, á todos los genios de la pintura y tirarán la paleta confesándose impotentes para sombrear aquel cuadro. Solo Dios, que es grande y poderoso ha podido imprimir á la naturaleza el tinte de que la vimos revestida.
La
oscuridad del eclipse no es la que nos figuramos y vemos en una noche más ó
menos tenebrosa. No es la oscuridad del crepúsculo, ni tampoco la que conocemos
en los cuadros maestros. Era una oscuridad indescriptible, una oscuridad “sui
generis”, una oscuridad sublime y majestuosa que infundía, no espanto, sino
santo recogimiento, elevación del alma hacia Dios, ante cuyas maravillas no
hubo allí uno que no se prosternara confesando nuestra pequeñez y la grandeza
del Supremo Hacedor.
Me
es imposible describir lo que cada cual sintió durante los tres minutos y seis
segundos de la oscuridad eclíptica. Los seres animados é inanimados que nos
rodeaban, todo quedó mudo y suspenso en aquella revolución calculada de la
naturaleza.
Durante
el eclipse vieron se cerca del sol muchas estrellas, resplandeciendo Venus y
Júpiter cual en serena y fría noche de enero.
Hacia
la parte N. oímos dos truenos efecto de las nubes que siempre estuvieron
constantes sobre aquella parte del
horizonte. Después que el sol se cubrió de su resplandeciente foco, el calor
subió mucho. Durante el eclipse la temperatura máxima fue 27º grados, la mínima
21º. Las comisiones científicas permanecerán aquí hasta el 23, exclusivamente
solas, pues las gentes que han venido de unos y otros puntos se marchan por mar
y tierra.
El
duque de Montpensier se ha marchado á las cinco para Valencia, en una silla de
la casa real.—MARIANO CASTILLO.
ADDENDA:
ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS EN EL
ARTÍCULO. (POR JUAN E. PRADES):
GRADOS
RÉAUMUR: El grado Réaumur (°Ré, °Re) es una unidad de temperatura en desuso.
Nombrada en honor de René Antoine Ferchault de Réaumur (1683-1757) que la
propuso como unidad en 1731.
Un
valor de 0° Réaumur corresponde al punto de congelación del agua y 80° Réaumur
al punto de ebullición del agua.
Hacia
1730, Réaumur estudió la dilatación del termómetro de alcohol entre el hielo
fundente y el agua hirviendo, y descubrió que un volumen de alcohol de 1000
partes pasaba a 1080, por lo que, tomando como fijos estos dos puntos, dividió
su escala en 80 partes.
Por ende, a diferencia de las escalas de Celsius o Kelvin, la graduación de este intervalo corresponde a 80° en la regla de Réaumur. Se asemeja a la escala de grados Celsius en cuanto a que 0° Celsius equivale a 0° Réaumur. Este sistema de temperatura se utiliza en ocasiones para medir la temperatura de los almíbares y los caramelos (Wikipedia).
CALENDARIO
ZARAGOZANO DE MARIANO CASTILLO, CONTENIDOS: El calendario incluye una predicción meteorológica-astronómica no científica del
tiempo para un año. El contenido del pequeño calendario viene indicado por el
siguiente subtítulo: “Juicio universal meteorológico, calendario con los
pronósticos del tiempo, santoral completo y ferias y mercados de España”. Tiene
un formato de 15x10cm e incluye la siguiente información: -Onomásticas. - Eclipses
del año, tanto de Sol como de la Luna y las horas de éstos, y si son o no
visibles tanto dentro como fuera de España. - El estado de la luna en cada mes
y los signos del zodiaco, así como las horas de influencia de éstos a tener en
cuenta para las recolectas de plantas. -Las estaciones del año y cuando será el
Perihelio o acercamiento entre el Sol y la tierra, y el Afelio, el mayor
alejamiento del Sol de la tierra. Diciendo incluso a qué hora sale el Sol y la
Luna cada día del mes, y también cuándo se pone. -Tiene un apartado muy útil
para los feriantes en el que se reflejan las fechas de todas las ferias y
mercados de España, para poder acudir a la venta o compra de ganado. -Fiestas
movibles. -Festivos. -Cómputo eclesiástico. -Témporas. -Citas celebres. -Proverbios
y dichos de los mayores. -Refranes que nos hace recordar de forma amena las
inclemencias del tiempo en sus épocas del año…..
BIBLIOGRAFIA, WEBGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES:
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