GENTES, COSTUMBRES, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS, FOLKCLORE POPULAR Y PAISAJES DE LA PROVINCIA DE CASTELLÓN:
Por: JUAN E. PRADES BEL, “Crónicas”, “Humanidades”, (Proyecto: “ESPIGOLANT CULTURA": Taller de historia, memorias y patrimonios).
(Sinopsis): RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR…
(Temáticas): LA LÍNEA DE TELEGRAFÍA
ÓPTICA VALENCIA-BARCELONA. DATOS PARA LA HISTORIA DE TORREBLANCA: TORRE T.O. Nº38.
"CARTA ABIERTA DEL AÑO 1852 QUE FIRMA "UN AMIGO DE LOS FERROCARRILES" DISCERNIENDO SOBRE LA TELEGRAFÍA ÓPTICA VERSUS TELEGRAFÍA ELÉCTRICO-MAGNÉTICA, LA IMPLANTACIÓN DE FUTUROS CAMINOS DE HIERRO Y LAS NUEVAS CIENCIAS LLEGADAS CON LA INDUSTRIALIZACIÓN Y LA DÉCADA MODERADA".
Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL.
INTRODUCCIÓ:
- Este artículo que escribo esta basado en unos relatos de opinión de la época (del año 1852), es un documento de primera mano sobre las reflexiones y dicotomías que se barajaban en aquel entonces y el hoy lejano año 1852. Con la lectura de dicha publicación antigua, la cual transcribo literalmente "sic" y comparto con el futuro lector parcial o total de este artículo que es usted, con ello trato de dar a conocer y mejor interpretar la época llamada en la historiología española como la "Década Moderada"(1844-1854), dicha lectura viene a ofrecer un acercamiento retrospectivo al ambiente de reflexión y de opinión de la voz pública española discerniendo sobre los ideas que predominaban en las conversaciones sobre temas de interés nacional, donde se hacían constantes referencias a las nuevas ciencias, y a los grandes avances técnicos, como el ferrocarril, los transportes, las comunicaciones y las grandes maravillas pioneras que serian para el futuro el vapor, los combustibles y la electricidad los cuales se desarrollaron de forma pionera en aquella época.
EXPOSICIÓN, DATOS DE INFORMACIÓN BÁSICA DEL AÑO 1852, SOBRE LOS CUALES, LA OPINIÓN PÚBLICA CONFORMABA CORRILLOS DE CONVERSACIÓN:
- El sistema y líneas de telegrafía óptica en algunos países europeos (Francia) comienza a expandirse a partir del año 1794.
- El trazado de la red de telegrafía óptica española será radial y buscará dejar todas las capitales de provincia y puntos notables de las costas y fronteras en comunicación directa con la capital del reino.
- Para este sistema de comunicación fue necesaria la construcción de unas torres que se ubicaban en puntos elevados del terreno.
- Este sistema de comunicación en telegrafía óptica española fue sustituido muy pronto, a partir del año 1857 toda la telegrafía era eléctrica.
EXPOSICIÓN DOCUMENTAL, TEXTOS DEL AÑO 1852 "sic": CARTA ABIERTA DEL AÑO 1852, LA FIRMA "UN AMIGO DE LOS FERROCARRILES. La Nación (Madrid. 1849). 21/9/1852, página 1.TELEGRAFÍA. Deseosos de dar publicidad y abrir una amplia discusión sobre las materias de que se ocupa el remitido que á continuación insertamos, no podemos menos de recomendar su lectura, por ser trabajo de persona tan competente como ilustrada. En el núm. 1364 de La España, correspondiente al sábado 11 del actual, con motivo de haber anunciado un periódico de Cádiz la espropiación de una posesión rural para levantar en ella una torre telegráfica, se inserta un artículo que, aunque de cortas dimensiones, atendida la gravedad del objeto á que se dirige, es muy digno de ser tomado en consideración.
- En él se dice: «Teníamos entendido,
que el gobierno de S. M. había resuelto abandonar el sistema telegráfico, de
que se sirve en el día, y que con sobrada precipitación fue adoptado en España,
en una época en que todas las naciones de Europa lo abandonaban para
sustituirlo con el más sencillo, mucho más rápido y menos costoso, que ha
facilitado la aplicación de la electricidad. Teníamos entendido también, que se
había dispuesto el establecimiento de una línea telégrafo-eléctrica desde
Madrid á Zaragoza, y que mientras se estendia éste sistema á las demás líneas,
no se pensaba hacer gastos de ninguna especie, en esas torres que dentro de
poco, solo servirán para nidos de tordos y albergues de pastores; pero según
anuncia un periódico de Cádiz, hace algunos días que en Jerez de la Frontera ha
sido espropiada una posición rural, para levantar en ella una torre
telegráfica. Es probable que esta espropiacion sea efecto de algún espediente
atrasado, pero en todo caso, debemos llamar la atención del señor ministro de
la Gobernación, sobre un gasto tan inútil en todos conceptos. ¡Hartos millones
se han enterrado en esas torres que nacieron decrépitas!» etc. etc.
- Reconociendo, como nos complacemos en
reconocer, los buenos y patrióticos deseos del autor del artículo, y anhelando
también nosotros porque llegue el día en que marchemos en este y otros ramos á
la par de la nación más adelantada, todavía por lo mismo que ansiamos la
realización de tan importantes mejoras, quisiéramos que se procediera con mucha
prudencia y parsimonia; que se estudiara esta cuestión, no solo bajo el aspecto
económico, sí no también bajo el científico y de oportunidad, y finalmente, que
puesto que hemos tenido la desgracia, ó la fortuna de quedar rezagados, que se
aprovecharan las lecciones que han recibido los demás para seguir ó desechar
con verdadero conocimiento de causa aquel sistema que más conviniera á nuestras
necesidades é intereses bien entendidos, sin perder nunca de vista la posición
que ocupamos, y las prudentes precauciones con que debe procederse en negocio
de tanta consecuencia para estar siempre preparados á toda eventualidad.
- Ájenos completamente al pensamiento
del gobierno en esta cuestión, ni aplaudimos ni censuramos lo que ha hecho, ni
escudriñamos lo que piensa hacer; es cuestión científica y pertenece á todos
los que tengan algunos conocimientos en
la materia que encierra; y en una época en que se habla mucho de caminos de
hierro y de telegrafía electro-magnética, nunca estará demás el examinar á
fondo cuanto conduzca á ilustrar la opinión, á destruir prevenciones que no
están fundadas en el conocimiento de las cosas, y á formar ideas lo más exactas
que sea posible, á fin de preparar los ánimos contra toda exageración. A dos
puntos capitales se reduce el artículo de la España: «Al abandono del sistema
telegráfico de que se sirve el gobierno en el día , y que con tanta
precipitación fue adoptado en España en una época en que todas las naciones de
Europa lo abandonaban para sustituirlo con el que ha facilitado la aplicación de
la electricidad, y á los millones que se han enterrado en esas torres que
nacieron decrépitas. Concretaremos todo lo posible nuestras observaciones
sobre estos dos puntos, no tanto para combatir el pensamiento del autor, y
defender el sistema telegráfico actual, si no para fijar la atención sobre la
prudente reserva con que han de admitirse las seductoras teorías que tan
fácilmente hacen concebir las más halagüeñas esperanzas, cuando apenas
acabamos de dar los primeros pasos en esa inmensa vía de intereses materiales
en que parece precipitarse la sociedad entera, acogiendo con fervoroso
entusiasmo todo lo que lisongea el deseo de ver realzado en el menor tiempo
posible lo que hace cuatro años sé contemplaba como un delirio de la
imaginación, o como efecto de las más estravagantes utopías, cuando no de
especulaciones fraguadas para esplotar nuestra inesperiencia.
- Obsérvese lo que ahora mismo pasa á
nuestra vista con respecto á la construcción dé vías ferradas: el entusiasmo,
el fervor, la resolución, la credulidad con que son recibidos los proyectos que
aparecen y se multiplican con una rapidez asombrosa, solo pueden compararse con
un hombre, que ansioso de hacer pronto una hoguera , arrojase encima del fuego,
apenas encendido, un carro de paja trillada: la acumulación indiscreta de tanto
material combustible, sofocaría el fuego, y he aquí todo.
- La telegrafía óptica data en España de
mediados de 1845. En aquella época se concluía el primer ensayo de caminos de
hierro, teniendo en perspectiva las obras de otro cuyo estado, por hallarse á
las puertas de la capital, hizo célebre aquél dicho de que sería el cachete de
los demás, ¡tanta confianza, inspiraban estos proyectos, hace siete años !. Los
telégrafos eléctricos no pueden existir (á lo menos en una gran parte de
Europa) fuera de las vías ferradas. Si el gobierno hubiera dicho entonces: «Puesto, que la telegrafía es un poderoso elemento de gobierno, y el sistema
electro-magnético es el mejor, esperaré á tener caminos de hierro, y después
tenderé los alambres.» El raciocinio sería sin duda rigorosamente lógico, pero
estamos seguros que el ilustrado, articulista de La España seria también el
primero que lo impugnaría. Esto, cuando más, no significaría otra cosa que la
inercia y la inercia no es gobernar. Cuando, se construyeron las torres
telegráficas de las líneas de Irún y Valencia, el sistema electro-magnético no había
llegado al grado de perfección y seguridad en las comunicaciones que hoy ha logrado
adquirir. En los Estados Unidos. tocaron algunos comerciantes los efectos de
esta imperfección. En Francia solo hace dos años que se ha aplicado en grande
escala desarrollándolo a la par con los caminos de hierro. Esa misma Francia no
había abandonado la telegrafía óptica ni aun después de construida nuestra
línea de Irún, pues que á principios de 1847 prolongó la suya de París á Bayona
hasta Behobia, para poner ambas en inmediato contacto; de consiguiente si las
torres telegráficas españolas nacieron decrépitas á mediados de 1845, la
Francia que, según el articulista, había abandonado ya el sistema óptico,
cometió en 1847 la imperdonable falta de asociarse á nuestra-decrepitud.
- Como nuestro principal objeto no es
impugnar, sino más bien acostumbrar á los entusiastas admiradores de las
maravillas del vapor y de la electricidad, á los desapasionados razonamientos
de las discusiones científicas, para precaver los errores á que puede conducir
la premeditación confundida con los más laudables deseos, habremos de
estendernos un poco sobre el asunto de los telégrafos antiguos, para que el
juicio que se forma de ellos al adoptar el sistema electro-magnético nos
preserve de los riesgos á que pudiéramos esponernos al adoptar con demasiada ligereza
los deslumbradores proyectos que sobre construcciones de vías ferradas se anuncian
todos los días.
- La óptica es uno de los ramos de la
física que, como la mayor parte de las ciencias, no ha dicho aun su última
palabra. Ella contiene elementos poderosos jara producir resultados casi tan
sorprendentes como a electricidad en sus
aplicaciones á la telegrafía; con la inapreciable ventaja de que comunicando
entre ¡' puntos inaccesibles se librarían las líneas ópticas del estado
precario á que deja espuestas á las eléctricas la imprescindible circunstancia de
ser sus conductores vulnerables. Hemos dicho inaccesibles refiriéndonos á los
intentos de la malevolencia en casos generales, pero en los estraordinarios,
como insurrecciones, motines, apariciones de cuadrillas armadas, etc., una
línea óptica funcionaria, aun rodeada de enemigos, en tanto que una eléctrica
sería destruida en varios puntos á la vez con la mayor facilidad y sin ningún
riesgo hasta que el efecto, conocido antes que la causa, advirtiese el motivo del accidente.
Mucho podríamos decir acerca de esto para demostrar que las torres
telegráficas, perfeccionado el sistema óptico, servirían para algo más que para
nidos de tordos y albergues de pastores, y aun citaríamos alguna obra
científica publicada; en éste mismo año de 1852 en una de esas naciones que han
abandonado el sistema telegráfico aéreo, en que su autor, partidario acérrimo
de la telegrafía eléctrica. se muestra indignado al pensar que pudiera
desecharse el sistema antiguo para sustituirlo enteramente por el eléctrico;
pero como esto nos apartaría algo de nuestro propósito y de los límites que nos
hemos propuesto, nos contentaremos con recordar, que en las dos invasiones por
el Pirineo en 1847 á 48, y en las correrías del Estudiante por la provincia de
Burgos en el mismo año, esas torres nacidas decrépitas prestaron señalados
servicios, asistiéndonos muchas razones para creer que si en su lugar hubiera
habido alambres eléctricos, no fueran ellos ciertamente los que anunciaran la
aparición de los enemigos, como estamos persuadidos que si existieran ahora en
las provincias de Andalucía, se echarían de menos las torres telegráficas y el
no haber enterrado en ellas algunos miles de duros.
- Es indudable que el deseo de avanzar
en la vía de los progresos materiales nos hace muchas veces ver las cosas por
un prisma engañoso; pero por lo mismo debe procederse con la mayor
circunspección para no tocar el doloroso caso de destruir mañana lo qué se ha edificado
hoy, cuando la razón y la esperiencia vienen á confirmar que se ha marchado con
demasiada precipitación. Estos principios que pueden ser aplicables en todos
los tiempos, lo son mucho más en el estado á que han llegado las ciencias: hoy
se tiene por el último esfuerzo del entendimiento humano lo que mañana dejará
el puesto á un nuevo descubrimiento.
- En el instante en que escribimos acaso serán ya decrépitas las actuales máquinas de vapor, sustituidas por otras, cuya potencia es el resorte del aire ya caliente, ya comprimido; pero es bien cierto que no abandonaremos las locomotoras hasta no estar bien seguros del nuevo invento, ni creemos que llorará la industria las enormes sumas invertidas en ellas. Semejante modo de ver las cosas nonos permitirla nunca, dar un paso con acierto en el camino del verdadero progreso. Saltar no es marchar. Aunque poco amigos de citas, sobre todo en cuestiones en que domina la lógica de los hechos, no podemos resistir al deseo de trasladar aquí un trozo de la obra titulada "Esposición é historia de los principales descubrimientos científicos modernos, escrita por Luis Figuier, doctor en ciencias. Paris 1852". Dice así el autor, tomo 3.°, pág. 374: «Esta doble obligación de mantener la línea de los rails en un nivel siempre sensiblemente orizontal, y de adoptar una dirección rectilínea, es lo que acarrea tantos gastos en la ejecución de nuestros railways. Por lo mismo el ingenio encargado de ejecutar el trazado de un camino de hierro, se ve precisado á marchar en línea recta, levantando con terraplenes los niveles de los terrenos bajos, atravesando valles por medio de largos viaductos, abriendo paso á través de las montañas, descomponiendo el suelo á su alrededor, apartándose de puntos que desearía seguir, y siguiendo los que quisiera evitar, cambiando los pueblos en desiertos y haciendo desiertos los lugares habitados.
- Esta ciega inflexibilidad impuesta á la dirección
dé nuestras líneas es la causa principal de los escesivos gastos que pide su ejecución
; estece también el punto; profundamente vicioso, y estamos casi por decir que
el lado bárbaro de los caminos de hierro actuales. Esas montañas taladradas de
parte á parte, esos valles rellenos, esos largos viaductos para unir las
cumbres de las colinas, esos pasos de ríos por puntos obligados, esas «lagunas
atravesadas con diques construidos á costa »de enormes gastos, esos largos
trayectos subterráneos, esos sombríos túneles ocupando leguas enteras y en
donde el viajero sepultado en las entrañas de la tierra, privado del
espectáculo de la naturaleza y de la vista del cielo, le parece ver la imagen anticipada
de la tumba, todo esto decimos recuerda de una manera terrible los groseros
principios del arte humano; y cuando las generaciones futuras vengan un día á
contemplar los vestigios y los abandonados restos de estas inmensas obras, es
probable que conciban alguna idea desdeñosa hacia esas maravillas que tanto alagan
hoy nuestro orgullo.»
- Véase de cuán diverso modo se tratan
las cosas en un país que marcha de los primeros á la cabeza de la civilización.
Allí no solo hay opiniones respetables que condenan la idea de desechar la
telegrafía óptica Mr. Moigno, citando á Jules Guyot, en su Tratado de telegrafía
eléctrica. París 1852), sino que se observan con prudente desconfianza esos
asombrosos descubrimientos cuyas gigantescas proporciones escitan el entusiasmo
hasta el punto de considerar como despreciables ruinas lo que se halla aun
dentro del dominio de la ciencia, á la manera que un arquitecto arrancaría los
andamios del cuerpo principal de una obra antes de estar el segundo
perfectamente asegurado.
- Entre marchar á rastro ó á remolque, y
marchar a la carrera, hay un medio razonable que consiste en no adelantar un
paso hasta no estar seguros del que acabamos de dar. Supongamos que en España
oyendo algunas de las infinitas proposiciones que se han hecho por empresas
estranjeras en los últimos ocho años y de que nos han informado los periódicos
propios y estraños, admitiendo la que pareciera más ventajosa por el deseo de
adelantar con rapidez, se hubiera procedido a plantear el sistema eléctrico;
¿cuál sería hoy el resultado? Además de manifestar pocos conocimientos del
estado en que se hallaba esta Ciencia, hubiéramos aceptado condiciones
onerosísimas, sujetándonos de hecho á quedar estacionarios por un crecido número
de años, y cuando volviéramos del error, no había otro recurso que resignarnos
á ser esplotados por la empresa concesionaria ofreciendo al público un espectáculo
humillante ó rescindir el contrato pagando muy cara nuestra indisculpable
imprevisión, sin dejar por eso de presentar al mundo científico un triste ejemplo
de insigne ligereza.
- Pasó esta primera época, que nos atrevemos á llamar de esplotaciones, y ya que felizmente hemos escapado ilesos, debemos esperar que el estudio y la reflexión nos conduzcan pоr еl buen camino sin temor de quedar rezagados.
- Es evidente, que la telegrafía
eléctrica está llamada á ser un poderosísimo elemento en el creciente
desarrollo de los intereses materiales.
- Procédase, pues con urgencia, pero con
mucho estudio á la construcción de estas vías, pero contando siempre con las circunstancias
del suelo que habitamos, y la esperiencia dirá entonces si deben ó no desecharse
las torres telegráficas, y si los millones enterrados en ellas han sido ó no
productivos. Entonces conoceremos si llegaron al periodo de decrepitud; pero hasta
entonces jamás convendremos en que nacieron decrepitas.
- Interesados, como el que más, en la
construcción de las vías ferreadas y considerando la telegrafía electro-magnética
como su Consecuencia inmediata, hemos espuesto las razones que nos sugieren
nuestros escasos conocimientos en la materia en favor de la telegrafía óptica,
no precisamente por defenderla, si no por el efecto que el artículo de La
España puede producir en los ánimos asustadizos. Nacida en España, tampoco
parece apropósito deprimiría sin motivos muy fundados, pues si es conveniente,
como lo creemos, adoptar la eléctrica, no es justo, olvidar sus servicios ni
infundir temores que prevengan contra o que se hace en nuestro país, harto propenso
en celebrar lo que viene de los estraños. Por lo demás, y siendo notorio que el
gobierno ha mandado al estranjero una comisión a recojer los datos necesarios sobre
esté importante asunto, es de esperar que se proceda en él con todo
conocimiento, y que antes de que tengamos un ferro-carril de alguna estension, se habrán obtenido, buenos resultados de la nueva telegrafía.
- Nuestro objeto principal, después de
todo, ha sido mitigar ese ardor febril, que parece participar de los efectos
del mágico motor que se presenta como destinado á cambiar la faz del mundo y
llevar la civilización á sus últimos confines modificando las ideas exageradas,
para que acostumbrándonos á ver las cosas á la luz de la sana crítica,
caminemos más libre y desembarazadamente por la ancha, senda abierta al estudio
y á la inteligencia.
"UN AMIGO DE LOS FERRO-CARRILES", AÑO 1852.
ADDENDA:
ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS EN EL
ARTÍCULO. (POR JUAN E. PRADES):
BIBLIOGRAFIA,
WEBGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES:
-
Direcció General de Patrimoni Cultural Valencià .
-
Prades Bel, Juan Emilio (2007): “El “Castellet” una torre de güaita al cim del
“Raspall” (Torreblanca)”. CEM nº 77, 2007.
ARCHIVO: LOS CAMINOS DE HIERRO Y LAS COMUNICACIONES.
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