jueves, 21 de abril de 2022

LA LÍNEA DE TELEGRAFÍA ÓPTICA VALENCIA-BARCELONA.

GENTES, COSTUMBRES, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS, FOLKCLORE POPULAR Y PAISAJES DE LA PROVINCIA DE CASTELLÓN:

Por: JUAN E. PRADES BEL, “Crónicas”, “Humanidades”, (Proyecto: “ESPIGOLANT CULTURA": Taller de historia, memorias y patrimonios).

(Sinopsis): RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR…

(Temáticas): LA LÍNEA DE TELEGRAFÍA ÓPTICA VALENCIA-BARCELONA. DATOS PARA LA HISTORIA DE TORREBLANCA: TORRE T.O. Nº38.

"CARTA ABIERTA DEL AÑO 1852 QUE FIRMA "UN AMIGO DE LOS FERROCARRILES" DISCERNIENDO SOBRE LA TELEGRAFÍA ÓPTICA VERSUS TELEGRAFÍA ELÉCTRICO-MAGNÉTICA, LA IMPLANTACIÓN DE FUTUROS CAMINOS DE HIERRO Y LAS NUEVAS CIENCIAS LLEGADAS CON LA INDUSTRIALIZACIÓN Y LA DÉCADA MODERADA".

Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL. ("Las historias escritas que me acompañan, me ayudan a pensar, a imaginar, a vivir, y a experimentar un mundo de vidas muy diferentes a la mía". J.E.P.B.).

INTRODUCCIÓ: El sistema de comunicación codificada por medio de la telegrafía óptica se implantó en España a mediados del siglo XIX, a partir del año 1844. La elección de este sistema fue muy discutido en la época, puesto que en los países europeos ya se hacían ensayos y pruebas con la telegrafía eléctrica. 

- Este artículo que escribo esta basado en unos relatos de opinión de la época (del año 1852), es un documento de primera mano sobre las reflexiones y dicotomías que se barajaban en aquel entonces y el hoy lejano año 1852. Con la lectura de dicha publicación antigua, la cual transcribo literalmente "sic" y comparto con el futuro lector parcial o total de este artículo que es usted, con ello trato de dar a conocer y mejor interpretar la época llamada en la historiología española como la "Década Moderada"(1844-1854), dicha lectura viene a ofrecer un acercamiento retrospectivo al ambiente de reflexión y de opinión de la voz pública española discerniendo sobre los ideas que predominaban en las conversaciones sobre temas de interés nacional, donde se hacían constantes referencias a las nuevas ciencias, y a los grandes avances técnicos, como el ferrocarril, los transportes, las comunicaciones y las grandes maravillas pioneras que serian para el futuro el vapor, los combustibles y la electricidad los cuales se desarrollaron de forma pionera en aquella época. 

EXPOSICIÓN, DATOS DE INFORMACIÓN BÁSICA DEL AÑO 1852, SOBRE LOS CUALES, LA OPINIÓN PÚBLICA CONFORMABA CORRILLOS DE CONVERSACIÓN:

El sistema y líneas de telegrafía óptica en algunos países europeos (Francia) comienza a expandirse a partir del año 1794.

- La telegrafía óptica española se pone en marcha gracias a la Real Orden de 1 de marzo de 1844.

- El trazado de la red de telegrafía óptica española será radial y buscará dejar todas las capitales de provincia y puntos notables de las costas y fronteras en comunicación directa con la capital del reino.

- Para este sistema de comunicación fue necesaria la construcción de unas torres que se ubicaban en puntos elevados del terreno. 

- Este sistema de comunicación en telegrafía óptica española fue sustituido muy pronto, a partir del año 1857 toda la telegrafía era eléctrica.

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL, TEXTOS DEL AÑO 1852 "sic": CARTA ABIERTA DEL AÑO 1852, LA FIRMA "UN AMIGO DE LOS FERROCARRILES. La Nación (Madrid. 1849). 21/9/1852, página 1.TELEGRAFÍA. Deseosos de dar publicidad y abrir una amplia discusión sobre las materias de que se ocupa el remitido que á continuación insertamos, no podemos menos de recomendar su lectura, por ser trabajo de persona tan competente como ilustrada. En el núm. 1364 de La España, correspondiente al sábado 11 del actual, con motivo de haber anunciado un periódico de Cádiz la espropiación de una posesión rural para levantar en ella una torre telegráfica, se inserta un artículo que, aunque de cortas dimensiones, atendida la gravedad del objeto á que se dirige, es muy digno de ser tomado en consideración.

- En él se dice: «Teníamos entendido, que el gobierno de S. M. había resuelto abandonar el sistema telegráfico, de que se sirve en el día, y que con sobrada precipitación fue adoptado en España, en una época en que todas las naciones de Europa lo abandonaban para sustituirlo con el más sencillo, mucho más rápido y menos costoso, que ha facilitado la aplicación de la electricidad. Teníamos entendido también, que se había dispuesto el establecimiento de una línea telégrafo-eléctrica desde Madrid á Zaragoza, y que mientras se estendia éste sistema á las demás líneas, no se pensaba hacer gastos de ninguna especie, en esas torres que dentro de poco, solo servirán para nidos de tordos y albergues de pastores; pero según anuncia un periódico de Cádiz, hace algunos días que en Jerez de la Frontera ha sido espropiada una posición rural, para levantar en ella una torre telegráfica. Es probable que esta espropiacion sea efecto de algún espediente atrasado, pero en todo caso, debemos llamar la atención del señor ministro de la Gobernación, sobre un gasto tan inútil en todos conceptos. ¡Hartos millones se han enterrado en esas torres que nacieron decrépitas!» etc. etc.

- Reconociendo, como nos complacemos en reconocer, los buenos y patrióticos deseos del autor del artículo, y anhelando también nosotros porque llegue el día en que marchemos en este y otros ramos á la par de la nación más adelantada, todavía por lo mismo que ansiamos la realización de tan importantes mejoras, quisiéramos que se procediera con mucha prudencia y parsimonia; que se estudiara esta cuestión, no solo bajo el aspecto económico, sí no también bajo el científico y de oportunidad, y finalmente, que puesto que hemos tenido la desgracia, ó la fortuna de quedar rezagados, que se aprovecharan las lecciones que han recibido los demás para seguir ó desechar con verdadero conocimiento de causa aquel sistema que más conviniera á nuestras necesidades é intereses bien entendidos, sin perder nunca de vista la posición que ocupamos, y las prudentes precauciones con que debe procederse en negocio de tanta consecuencia para estar siempre preparados á toda eventualidad.

- Ájenos completamente al pensamiento del gobierno en esta cuestión, ni aplaudimos ni censuramos lo que ha hecho, ni escudriñamos lo que piensa hacer; es cuestión científica y pertenece á todos los que  tengan algunos conocimientos en la materia que encierra; y en una época en que se habla mucho de caminos de hierro y de telegrafía electro-magnética, nunca estará demás el examinar á fondo cuanto conduzca á ilustrar la opinión, á destruir prevenciones que no están fundadas en el conocimiento de las cosas, y á formar ideas lo más exactas que sea posible, á fin de preparar los ánimos contra toda exageración. A dos puntos capitales se reduce el artículo de la España: «Al abandono del sistema telegráfico de que se sirve el gobierno en el día , y que con tanta precipitación fue adoptado en España en una época en que todas las naciones de Europa lo abandonaban para sustituirlo con el que ha facilitado la aplicación de la electricidad, y á los millones que se han enterrado en esas torres que nacieron decrépitas. Concretaremos todo lo posible nuestras observaciones sobre estos dos puntos, no tanto para combatir el pensamiento del autor, y defender el sistema telegráfico actual, si no para fijar la atención sobre la prudente reserva con que han de admitirse las seductoras teorías que tan fácilmente hacen concebir las más halagüeñas esperanzas, cuando apenas acabamos de dar los primeros pasos en esa inmensa vía de intereses materiales en que parece precipitarse la sociedad entera, acogiendo con fervoroso entusiasmo todo lo que lisongea el deseo de ver realzado en el menor tiempo posible lo que hace cuatro años sé contemplaba como un delirio de la imaginación, o como efecto de las más estravagantes utopías, cuando no de especulaciones fraguadas para esplotar nuestra inesperiencia.

- Obsérvese lo que ahora mismo pasa á nuestra vista con respecto á la construcción dé vías ferradas: el entusiasmo, el fervor, la resolución, la credulidad con que son recibidos los proyectos que aparecen y se multiplican con una rapidez asombrosa, solo pueden compararse con un hombre, que ansioso de hacer pronto una hoguera , arrojase encima del fuego, apenas encendido, un carro de paja trillada: la acumulación indiscreta de tanto material combustible, sofocaría el fuego, y he aquí todo.

- La telegrafía óptica data en España de mediados de 1845. En aquella época se concluía el primer ensayo de caminos de hierro, teniendo en perspectiva las obras de otro cuyo estado, por hallarse á las puertas de la capital, hizo célebre aquél dicho de que sería el cachete de los demás, ¡tanta confianza, inspiraban estos proyectos, hace siete años !. Los telégrafos eléctricos no pueden existir (á lo menos en una gran parte de Europa) fuera de las vías ferradas. Si el gobierno hubiera dicho entonces: «Puesto, que la telegrafía es un poderoso elemento de gobierno, y el sistema electro-magnético es el mejor, esperaré á tener caminos de hierro, y después tenderé los alambres.» El raciocinio sería sin duda rigorosamente lógico, pero estamos seguros que el ilustrado, articulista de La España seria también el primero que lo impugnaría. Esto, cuando más, no significaría otra cosa que la inercia y la inercia no es gobernar. Cuando, se construyeron las torres telegráficas de las líneas de Irún y Valencia, el sistema electro-magnético no había llegado al grado de perfección y seguridad en las comunicaciones que hoy ha logrado adquirir. En los Estados Unidos. tocaron algunos comerciantes los efectos de esta imperfección. En Francia solo hace dos años que se ha aplicado en grande escala desarrollándolo a la par con los caminos de hierro. Esa misma Francia no había abandonado la telegrafía óptica ni aun después de construida nuestra línea de Irún, pues que á principios de 1847 prolongó la suya de París á Bayona hasta Behobia, para poner ambas en inmediato contacto; de consiguiente si las torres telegráficas españolas nacieron decrépitas á mediados de 1845, la Francia que, según el articulista, había abandonado ya el sistema óptico, cometió en 1847 la imperdonable falta de asociarse á nuestra-decrepitud.

- Como nuestro principal objeto no es impugnar, sino más bien acostumbrar á los entusiastas admiradores de las maravillas del vapor y de la electricidad, á los desapasionados razonamientos de las discusiones científicas, para precaver los errores á que puede conducir la premeditación confundida con los más laudables deseos, habremos de estendernos un poco sobre el asunto de los telégrafos antiguos, para que el juicio que se forma de ellos al adoptar el sistema electro-magnético nos preserve de los riesgos á que pudiéramos esponernos al adoptar con demasiada ligereza los deslumbradores proyectos que sobre construcciones de vías ferradas se anuncian todos los días.

- La óptica es uno de los ramos de la física que, como la mayor parte de las ciencias, no ha dicho aun su última palabra. Ella contiene elementos poderosos jara producir resultados casi tan sorprendentes como  a electricidad en sus aplicaciones á la telegrafía; con la inapreciable ventaja de que comunicando entre ¡' puntos inaccesibles se librarían las líneas ópticas del estado precario á que deja espuestas á las eléctricas la imprescindible circunstancia de ser sus conductores vulnerables. Hemos dicho inaccesibles refiriéndonos á los intentos de la malevolencia en casos generales, pero en los estraordinarios, como insurrecciones, motines, apariciones de cuadrillas armadas, etc., una línea óptica funcionaria, aun rodeada de enemigos, en tanto que una eléctrica sería destruida en varios puntos á la vez con la mayor facilidad y sin ningún riesgo hasta que el efecto, conocido antes que  la causa, advirtiese el motivo del accidente. Mucho podríamos decir acerca de esto para demostrar que las torres telegráficas, perfeccionado el sistema óptico, servirían para algo más que para nidos de tordos y albergues de pastores, y aun citaríamos alguna obra científica publicada; en éste mismo año de 1852 en una de esas naciones que han abandonado el sistema telegráfico aéreo, en que su autor, partidario acérrimo de la telegrafía eléctrica. se muestra indignado al pensar que pudiera desecharse el sistema antiguo para sustituirlo enteramente por el eléctrico; pero como esto nos apartaría algo de nuestro propósito y de los límites que nos hemos propuesto, nos contentaremos con recordar, que en las dos invasiones por el Pirineo en 1847 á 48, y en las correrías del Estudiante por la provincia de Burgos en el mismo año, esas torres nacidas decrépitas prestaron señalados servicios, asistiéndonos muchas razones para creer que si en su lugar hubiera habido alambres eléctricos, no fueran ellos ciertamente los que anunciaran la aparición de los enemigos, como estamos persuadidos que si existieran ahora en las provincias de Andalucía, se echarían de menos las torres telegráficas y el no haber enterrado en ellas algunos miles de duros.

-  Es indudable que el deseo de avanzar en la vía de los progresos materiales nos hace muchas veces ver las cosas por un prisma engañoso; pero por lo mismo debe procederse con la mayor circunspección para no tocar el doloroso caso de destruir mañana lo qué se ha edificado hoy, cuando la razón y la esperiencia vienen á confirmar que se ha marchado con demasiada precipitación. Estos principios que pueden ser aplicables en todos los tiempos, lo son mucho más en el estado á que han llegado las ciencias: hoy se tiene por el último esfuerzo del entendimiento humano lo que mañana dejará el puesto á un nuevo descubrimiento.

- En el instante en que escribimos acaso serán ya decrépitas las actuales máquinas de vapor, sustituidas por otras, cuya potencia es el resorte del aire ya caliente, ya comprimido; pero es bien cierto que no abandonaremos las locomotoras hasta no estar bien seguros del nuevo invento, ni creemos que llorará la industria las enormes sumas invertidas en ellas. Semejante modo de ver las cosas nonos permitirla nunca, dar un paso con acierto en el camino del verdadero progreso. Saltar no es marchar. Aunque poco amigos de citas, sobre todo en cuestiones en que domina la lógica de los hechos, no podemos resistir al deseo de trasladar aquí un trozo de la obra titulada "Esposición é historia de los principales descubrimientos científicos modernos, escrita por Luis Figuier, doctor en ciencias. Paris 1852". Dice así el autor, tomo 3.°, pág. 374: «Esta doble obligación de mantener la línea de los rails en un nivel siempre sensiblemente orizontal, y de adoptar una dirección rectilínea, es lo que acarrea tantos gastos en la ejecución de nuestros railways. Por lo mismo el ingenio encargado de ejecutar el trazado de un camino de hierro, se ve precisado á marchar en línea recta, levantando con terraplenes los niveles de los terrenos bajos, atravesando valles por medio de largos viaductos, abriendo paso á través de las montañas, descomponiendo el suelo á su alrededor, apartándose de puntos que desearía seguir, y siguiendo los que quisiera evitar, cambiando los pueblos en desiertos y haciendo desiertos los lugares habitados. 

- Esta ciega inflexibilidad impuesta á la dirección dé nuestras líneas es la causa principal de los escesivos gastos que pide su ejecución ; estece también el punto; profundamente vicioso, y estamos casi por decir que el lado bárbaro de los caminos de hierro actuales. Esas montañas taladradas de parte á parte, esos valles rellenos, esos largos viaductos para unir las cumbres de las colinas, esos pasos de ríos por puntos obligados, esas «lagunas atravesadas con diques construidos á costa »de enormes gastos, esos largos trayectos subterráneos, esos sombríos túneles ocupando leguas enteras y en donde el viajero sepultado en las entrañas de la tierra, privado del espectáculo de la naturaleza y de la vista del cielo, le parece ver la imagen anticipada de la tumba, todo esto decimos recuerda de una manera terrible los groseros principios del arte humano; y cuando las generaciones futuras vengan un día á contemplar los vestigios y los abandonados restos de estas inmensas obras, es probable que conciban alguna idea desdeñosa hacia esas maravillas que tanto alagan hoy nuestro orgullo.»

- Véase de cuán diverso modo se tratan las cosas en un país que marcha de los primeros á la cabeza de la civilización. Allí no solo hay opiniones respetables que condenan la idea de desechar la telegrafía óptica Mr. Moigno, citando á Jules Guyot, en su Tratado de telegrafía eléctrica. París 1852), sino que se observan con prudente desconfianza esos asombrosos descubrimientos cuyas gigantescas proporciones escitan el entusiasmo hasta el punto de considerar como despreciables ruinas lo que se halla aun dentro del dominio de la ciencia, á la manera que un arquitecto arrancaría los andamios del cuerpo principal de una obra antes de estar el segundo perfectamente asegurado.

- Entre marchar á rastro ó á remolque, y marchar a la carrera, hay un medio razonable que consiste en no adelantar un paso hasta no estar seguros del que acabamos de dar. Supongamos que en España oyendo algunas de las infinitas proposiciones que se han hecho por empresas estranjeras en los últimos ocho años y de que nos han informado los periódicos propios y estraños, admitiendo la que pareciera más ventajosa por el deseo de adelantar con rapidez, se hubiera procedido a plantear el sistema eléctrico; ¿cuál sería hoy el resultado? Además de manifestar pocos conocimientos del estado en que se hallaba esta Ciencia, hubiéramos aceptado condiciones onerosísimas, sujetándonos de hecho á quedar estacionarios por un crecido número de años, y cuando volviéramos del error, no había otro recurso que resignarnos á ser esplotados por la empresa concesionaria ofreciendo al público un espectáculo humillante ó rescindir el contrato pagando muy cara nuestra indisculpable imprevisión, sin dejar por eso de presentar al mundo científico un triste ejemplo de insigne ligereza. 

- Pasó esta primera época, que nos atrevemos á llamar de esplotaciones, y ya que felizmente hemos escapado ilesos, debemos esperar que el estudio y la reflexión nos conduzcan pоr еl buen camino sin temor de quedar rezagados.

- Es evidente, que la telegrafía eléctrica está llamada á ser un poderosísimo elemento en el creciente desarrollo de los intereses materiales.

- Procédase, pues con urgencia, pero con mucho estudio á la construcción de estas vías, pero contando siempre con las circunstancias del suelo que habitamos, y la esperiencia dirá entonces si deben ó no desecharse las torres telegráficas, y si los millones enterrados en ellas han sido ó no productivos. Entonces conoceremos si llegaron al periodo de decrepitud; pero hasta entonces jamás convendremos en que nacieron decrepitas.

- Interesados, como el que más, en la construcción de las vías ferreadas y considerando la telegrafía electro-magnética como su Consecuencia inmediata, hemos espuesto las razones que nos sugieren nuestros escasos conocimientos en la materia en favor de la telegrafía óptica, no precisamente por defenderla, si no por el efecto que el artículo de La España puede producir en los ánimos asustadizos. Nacida en España, tampoco parece apropósito deprimiría sin motivos muy fundados, pues si es conveniente, como lo creemos, adoptar la eléctrica, no es justo, olvidar sus servicios ni infundir temores que prevengan contra o que se hace en nuestro país, harto propenso en celebrar lo que viene de los estraños. Por lo demás, y siendo notorio que el gobierno ha mandado al estranjero una comisión a recojer los datos necesarios sobre esté importante asunto, es de esperar que se proceda en él con todo conocimiento, y que antes de que tengamos un ferro-carril de alguna estension, se habrán obtenido, buenos resultados de la nueva telegrafía.

- Nuestro objeto principal, después de todo, ha sido mitigar ese ardor febril, que parece participar de los efectos del mágico motor que se presenta como destinado á cambiar la faz del mundo y llevar la civilización á sus últimos confines modificando las ideas exageradas, para que acostumbrándonos á ver las cosas á la luz de la sana crítica, caminemos más libre y desembarazadamente por la ancha, senda abierta al estudio y á la inteligencia.

"UN AMIGO DE LOS FERRO-CARRILES", AÑO 1852.

ADDENDA: ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS EN EL ARTÍCULO. (POR JUAN E. PRADES):

BIBLIOGRAFIA, WEBGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES:

- Direcció General de Patrimoni Cultural Valencià .

- Prades Bel, Juan Emilio (2007): “El “Castellet” una torre de güaita al cim del “Raspall” (Torreblanca)”. CEM nº 77, 2007.

ARCHIVO: LOS CAMINOS DE HIERRO Y LAS COMUNICACIONES.








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