domingo, 27 de mayo de 2018

EL PRAT DE CABANES Y TORREBLANCA QUE VIÓ ANTONIO JOSEP CAVANILLES EN 1791-1795

GENTES, COSTUMBRES, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS Y PAISAJES DE LA PROVINCIA DE  CASTELLÓN:

Por: JUAN E. PRADES BEL, “Crónicas”, “Humanismo”, (Proyecto: "ESPIGOLANT CULTURA": Taller de historia, memorias y patrimonios).

(Sinopsis): RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR…

"EL PRAT DE CABANES Y TORREBLANCA QUE VIÓ ANTONIO JOSEP CAVANILLES EN 1791-1795".

Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL.

El actual humedal del Prat de Cabanes y Torreblanca (Castellón) presenta la turbera mas extensa de las albuferas y lagunas costeras de la Comunidad Valenciana, a pesar de ser en la actualidad del siglo XXI, una extensión muy reducida con respecto al terreno que ocupaba la primitiva albufera de origen cuaternario. En el siglo XVIII se realizaron las primeras actuaciones antrópicas para dominar las partes más bajas de este paraje pantanoso constituido por antiguas lagunas anfibias y marismas en fase de colmatación, dichas actuaciones se basaron en el diseño y la apertura de caminos partiendo del trazado del camino medieval de los atajadores, y las sucesivas excavaciones de acequias de drenaje a su largo y ancho, unas grandes actuaciones que facilitaron la creación de nueva tierra de cultivo y el desarrollo y explotación agrícola de las marjales de Torreblanca y de la Ribera de Cabanes donde llaman respectivamente a estas parcelas “marxals” y “cuadrons”, estas construcciones agrarias son unas estrechas parcelas de cultivo con un ancho habitual de unos diez metros, otros oscilan entre los siete y los quince metros, u otros anchos debido a las trasmisiones herenciales y a las compra ventas. A partir de veinte metros de ancho son parcelas de tierras mas altas y solían regarse por medio de norias. Esta tipología de parcelas cultivables tienen una planimetría rectangular, y los cuadros de tierra están rodeados por acequias o azarbes que permiten a las aguas correr, de los resultados de la excavación de las acequias con medios manuales (palonar a má) de esta tarea, los jornaleros ("palonadors", excavadores) extraían una amerada tierra nueva (turba), que se depositaba sobre la superficie de los campos a cultivar, esta servía para engrosar la cubicación de tierra y se podía así con su aportación elevar el terreno a cultivar y permitía desecarse la tierra al elevarla sobre el humedal, para así alejar las raíces y hojas del nivel freático de las aguas nacientes, provenientes de los múltiples pero pobres manantiales que aquí y allá emergen del acuífero subterráneo.

Nuestro protagonista, Antonio José Cavanilles nació en Valencia en el año 1.745. En 1.791 recibió el encargo del Rey Carlos IV de estudiar la flora española. Como resultado de sus viajes y estudios por el territorio valenciano, publicó el libro "Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, Población y Frutos del Reyno de Valencia", en que relata su paso por estas tierras del norte valenciano y describe con brillantez su visión y descripción del Prat de Cabanes y Torreblanca, realizada a finales del siglo XVIII, del que transcribo un fragmento de lo relatado en su libro, y dice expresándose así: "...El terreno es sumamente arenisco y en partes inculto, principalmente en las inmediaciones al mar; se ven no obstante hermosos viñedos, cuyos largos sarmientos tapizan el suelo... Continúa el cultivo hasta más allá de Torreblanca, en donde empiezan las marjales; son estos terrenos húmedos y baxos, seguidos de otros hacia poniente, que sucesivamente se levantan hasta formar cerros áridos en las cercanías de la villa...; La tierra mas alta, que aquí se llama suertes, se destina como en Pegó a moreras y a trigo; la más baxa, que sin duda estuvo anegada en otros tiempos y lo estaría aún sin la industria de los hombres, se ve cruzada en ángulos rectos por varios azarbes, por donde las aguas corren á otros principales que se dirigen al mar. La tierra que resulta del cieno que produxo la excavación y limpia de azarbes se esparce por los campos, y va engrosando la superficie con repetidos y nuevas mejoras; el color es ceniciento oscuro y casi negro. Los campos mas antiguos son aquí los mejores, porque recibieron mas abono. Cada día se hacen nuevas conquistas en lo inculto; cada día se multiplican los azarbes, y se aumenta la suma de posesiones útiles. No están aquí desnudas las márgenes de los campos; la vista, el olfato, el gusto experimentan sensaciones deliciosas: Los granados, perales, membrillos y otros árboles sirven de pilares, donde las parras se afianzan para formar murallas de pámpanos y uvas: salen sobre estas los maices, trigos y hortalizas que multiplican los industriosos colonos. La ninfea, varios potamogetos, el mil en rama de arroyos ó bien miriofilo, el llantén aquático y otras plantas nadan en los azarbes: la hermosa ipoméa asaetada, varias campanillas, gencianas y senecios adornan la parte inculta del ribazo. Parece a la verdad un conjunto de deliciosos jardines; pero deben verse de paso y no escogerse por habitación. 

Los freqüentes estanques que hay en esta costa hasta Oropesa, principalmente los llamados Boca de Infierno y de Albalat, pueblo destruido del que solamente queda la Iglesia; como también la multitud de aguas, muchas veces sin movimiento, alteran la bondad del ayre, y soplando regularmente del mar se acumula la masa de vapores mefíticos, que producen tercianas y otras enfermedades...

Las algarrobas es la principal cosecha, y se regula en 160 arrobas: la del vino es también considerable; pero los marjales son la principal mina de riquezas". Autor: Antonio José Cavanilles (1795-1797): "Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, Población y Frutos del Reyno de Valencia". Imprenta Real de Madrid, 2º vol. Edición facsímil, Biblioteca Valentina, 1975.

(J.E.P.B.)
ARCHIVO. PANORÁMICAS DEL PRAT DE CABANES Y TORREBLANCA EN LA ACTUALIDAD DEL SIGLO XXI.












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